En Italia los primeros documentos escritos en lengua vulgar datan de los siglos VII y VIII, pero
solo a partir del siglo XIII se usará el vulgar para obras poèticas (en Umbria, en Lombardìa y en el Veneto para obras literarias de caràcter religioso; en Sicilia y Toscana para obras de caràcter amoroso y civil).
A partir de esa etapa, la lengua vulgar comenzó a diferenciarse cada vez más del latín, hasta transformarse en una lengua literaria: el Cantico delle Creature, de San Francisco de Asís, escrito presumiblemente en 1225, es el primer documento poético de la lírica vulgar italiana. La importancia que progresivamente fue asumiendo la nueva lengua fue esencialmente fruto de la civilización comunal: es en este contexto cultural que crece el pensamiento y la poesía de Dante, el primer artista en componer en latín vulgar florentino una espléndida obra poética - la Divina Comedia - y que, gracias a ésta, es considerado “el padre” de la lengua italiana. El latín sobrevivió - junto a la lengua vulgar - durante mucho tiempo.
Recién en 1800, con Alessandro Manzoni, se produjo la unificación idiomática de Italia, con el nacimiento del italiano: una lengua nueva, no literaria, sino común y comprensible para todos.El italiano es una lengua culta y refinada, muy estimulante para quienes se interesan en Italia por motivos de estudio, tradiciones familiares o curiosidad.
De hecho, aproximadamente 200 millones de personas hablan, estudian o desean aprender italiano.
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